La Comunicación / Educación históricamente desenvuelto en tres preocupaciones: Comunicación para la recepción, la cual constituye la forma primera que se ocupa de elementos sensoriales pasados luego a actos comportamentales; la segunda, que es comunicación y educación, plantea la discusión sobre todos los elementos comunicativos, no sólo en la escuela, sino en los procesos que asume la educación, como enseñanza, contenidos e incluso sobre didáctica; y una última, dirigida a la educación y las nuevas tecnologías, que intenta establecer las relaciones que se forman a partir de los cambios vertiginosos, generados por la incursión de las nuevas tecnologías.

Estas tres tendencias de análisis y reflexión responden a una comprensión sociocultural que enfatiza la pregunta por la descentración y la generación de alfabetizaciones contemporáneas, nuevas formas de transmitir conocimientos, prácticas y representaciones. Los tres abordajes conviven con la bifocalidad de los medios y de la escuela, con el gran problema de que la escuela fue por mucho tiempo gran aliada de la imprenta y, por otro lado, con la forma mediática con su manera particular de transmitir saberes de forma masiva, además de entrar en tensión con el aparente degradación del rol de la escuela como institución hegemónica encargada de la transición de contenidos socialmente significativos

Como campo de conocimiento, la Comunicación/Educación responde a un sentido comunicativo, presente en el acto mismo, que tiene como clave la información, pues ésta pasa a ser el factor determinante de los procesos productivos de bienes y servicios; al respecto, propone un discurso que genera posturas enfrentadas: por una parte, la educación como abanderada de la democracia y el progreso de los pueblos como lugares independientes y, por otra, la presencia creciente de los medios en la escuela, cuya prioridad de análisis es la inminente exposición de los sujetos a la información y las repercusiones de dicha situación

Básicamente, surge una preocupación sobre el papel de la educación, en específico sobre qué discurso debe adoptar y cómo legitimarse frente al del contexto que plantea lo mediático. Lo anterior, produce una perspectiva relacional en la cual la educación y la comunicación se integran para responder al reto planteado por las nuevas tecnologías, para desembocar en la pregunta por la función de la educación como la instancia responsable de la difusión cultural que, paradójicamente, se parece cada vez más a un producto de la publicidad.

Desde los nuevos abordajes, frente al campo de la Comunicación/Educación, se aclara que el término tecnología no sólo se refiere máquinas, dispositivos y procesos innovadores, puesto que ya no se limita a la generación de procesos de educación y comunicación a distancia. Su verdadero abordaje está en la producción de conocimientos, en las nuevas transformaciones de sociabilidad ubicadas en un contexto global, amarrándose a los referentes locales y su interacción con los medios masivos. Con una preocupación marcada por el carácter ético de los saberes dados en la educación, que son progresivamente relegados a la condición de producto.

La propuesta general se resume en la necesidad imperiosa de reconocer la escuela como espacio público de memoria e invención de futuro, donde se entablen diálogos constructivos entre las diferentes generaciones, siendo consecuente con su función primordial de reconfiguración de los sujetos.

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La educación mediática responde a unos elementos dejados de la educación tradicional en general a la enseñanza, y regenera los contenidos que de esta se desprendían haciendo la primera modificación, que es que el maestro y el estudiante ya no son los únicos agentes que interfieren en el proceso, a ellos ahora se les debe añadir la llegada de los medios, sea esto positivo o sea negativo.

 Siendo fundamental que los medios enseñen a partir de estímulos que puede producir en un contexto, ahora la tecnología educativa asume componentes y responde al aula pero ahora desde estímulos que generan una interpretación de un contexto, y promulgando por la ampliación de la red.

La tecnología educativa se convierte en una estructura que ingresa a un contexto (escuela-casa) y recompone algunos estándares propios de la escuela tradicional; su llegada destruye la hegemonía que la escuela había impuesto en cuanto a transmisión de conocimientos, aunque esta vez direccionada a fines de consumo y entretenimiento, podríamos decir que los contenidos de la escuela se han transformado en productos para el mercado.